martes, 13 de noviembre de 2012

14 N...



14 N…
son muchos los que aún buscan excusas para no acudir a una manifestación, forman parte de ese colectivo que se queja, con la esperanza de que sean los demás los que les resuelvan la vida.  Si dividimos a un país en sindicalistas y no sindicalistas, funcionarios y no funcionarios, trabajadores y desempleados ¿que tenemos? Un País en ruinas que se llama España. A estas alturas de la película aún no tenemos claro que o remamos todos en la misma dirección o aquí no se salva ni “Dios”.
Hay que decir No, No  y No a una política  que  destruye empleo, que recorta y elimina derechos, que favorece a los que más tienen y desahucia a todos los demás. Es una política pensada por y para la derecha, esa que quiere devolvernos a otros tiempos, que pretende volver a la España “Cañí”, de Señoritos y obreros, de corridas de toros, limpia de “maricones” ( perdonen ustedes la expresión) y de recta moral. Donde las diferencias entre clases sociales son cada vez más grandes, donde el miedo a perder el trabajo hace que el trabajador obedezca fiel y agradecido por tener un pedazo de pan que llevarse a la boca.
Es nuestra obligación como ciudadanos, no dejarnos convencer de que con la que está cayendo, tener un trabajo es una gran suerte y un privilegio. NO, NO LO ES, la Constitución no habla de “la suerte del trabajo”,” ni el privilegio del trabajo”, habla del derecho y la obligación de trabajar, de elegir libremente su profesión u oficio y de percibir por ello una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia.
Estamos pasando de la indignación a la resignación con los peligros que ello conlleva, rebelarnos ante la injusticia y luchar contra ella es nuestra obligación, se lo debemos a nuestros abuelos y abuelas , a los que un día lo dieron todo y todo perdieron para que sus nietos ( nosotros ) viviéramos en un mundo mejor, más digno y más justo. Quedarnos a “verlas venir” es condenarnos a una mísera existencia donde unos dominan y otro obedecen.

jueves, 26 de julio de 2012

Miseria



La crisis ha terminado…ahora empieza la miseria.


El Señor Rajoy, no parece haberse enterado muy bien aún de cuál es su papel, en esta empresa que llamamos España. Se comporta  como si fuese el amo y señor de todo cuanto le rodea, incluida la voluntad de las personas, cuando en realidad no es más que un simple “empleado” cuyo sueldo, sale del bolsillo de los ciudadanos a los que tanto él como su  partido tanto nos desprecian.  El gobierno debe estar al servicio de la ciudadanía y por tanto se debe a ella y a su voluntad y no al revés. Tenemos un presidente de gobierno que parece haber olvidado que su candidatura fue voluntaria y que se presentó a ella “jurando y perjurando” que era el mejor, ¡qué digo el mejor!, el único candidato posible para llevar a buen puerto este país en ruinas. Salió presidente electo con una muy pero que muy dudosa y poco merecida mayoría absoluta, compuesta por sus incondicionales (que estoy segura que los tiene), los bipartidistas de Pro y su miedo irracional a lo desconocido, los desorientados, que un intento de cambiar las cosas se debatían entre el voto en blanco, el voto nulo o la abstención y por una gran masa iracunda que en un intento de “castigar” a alguien con su voto, terminaron haciéndose/haciéndonos daño. Una vez obtuvo lo que quería, para sorpresa (de muy pocos), se confirmaron las sospechas de casi todos, que estaba muy pero que muy lejos de ser la mejor opción de este país, es más en pocos meses el nuevo gobierno ha pasado a ser uno de los grandes males, otro más que sumar a los que por si fueran pocos ya teníamos. El único argumento que tienen para justificar todo lo que hacen, es repetir hasta la saciedad que esta crisis no empezó con su gobierno  y lo hacen con su dedo acusica como si nos estuvieran contando algo nuevo, ¡pues vaya novedad!, acaso creen  que no nos habíamos dado cuenta ya de ello. Tienen razón, la crisis no empezó con su legislatura, lo que nos ha traído el Señor Rajoy y sus recortes es LA MISERIA, todo lo que ha hecho hasta ahora es rematar la faena de los otros, dándonos “el tiro de gracia”.
 Pero el presidente de gobierno no está ahí para señalar a nadie con el dedo, porque eso ya lo hacemos nosotros, su trabajo consiste en resolver el problema y si no está capacitado para ello “Váyase, señor Rajoy, Vá-ya-se” (que ya lo decía Aznar) pero en su caso a “tomar por…bien lejos”.
Probablemente y no es que sea yo experta en artes adivinatorias, es más bien por la triste evidencia de los hechos, como decía, probablemente el Señor Rajoy pase a los anales de la historia como el peor presidente de la historia de España. 

miércoles, 25 de julio de 2012

Las Mamandurrias de Esperanza Aguirre






No nos gobiernan, nos desprecian…


Nuestra queridísima Esperanza Aguirre, ayer pedía a los ciudadanos colaboración al mismo tiempo que nos advertía que si no queríamos parecernos a Argentina y sufrir un corralito, se tenían que terminar con los subsidios las subvenciones y “mamandurrias” en general.

“Mamandurrias” = “sueldo que disfruta sin merecerlo, sinecura, ganga permanente”.
Pues si Señora, todos los ciudadanos estamos de acuerdo con las salvedad de quienes son los benefactores de dichas “mamandurrias”, para usted mamandurrias son los 400€ mensuales de ayuda familiar a los que no tienen empleo, para nosotros mamandurrias son los 250.000€ anuales que recibe usted por despreciarnos públicamente y ante las cámaras de televisión sin ningún tipo de pudor. Una vez más queda de manifiesto, tal y como ya lo expresara Fabra con su “ que se jodan”, que sus intenciones como gobierno quedan muy lejos de mejorar un País en ruinas, sino más bien recuperar los privilegios que antaño tuvieron en dictadura. 

Pero por si no se han dado cuenta, están ahí por “desafortunada elección popular” y no por méritos propios, no se confíen demasiado porque torres más altas se han caído. Por nuestra parte nos ha quedado claro desde el minuto uno las “buenas intenciones de su gobierno”, pero por si acaso no se acostumbren ustedes a sus “mamandurrias” porque nosotros también estamos dispuestos a terminar con ellas, o cuando menos no les daremos un mandato agradable.